Alimentación de una persona diabética: mitos y realidades explicados por expertos

Alimentación saludable para personas con diabetes: frutas, verduras y control de glucosa para una vida equilibrada.

La alimentación de una persona diabética es uno de los temas más consultados y, al mismo tiempo, más rodeados de desinformación. Muchas personas creen que una persona con diabetes debe eliminar completamente ciertos alimentos o seguir dietas estrictas y monótonas. 

Sin embargo, diversos estudios clínicos y guías médicas han demostrado que es posible mantener una dieta equilibrada, variada y segura, siempre que exista un manejo médico y nutricional adecuado.

La terapia nutricional médica es una herramienta fundamental en el tratamiento de la diabetes. 

Según datos publicados en la Revista Médica de Chile, cuando se implementa adecuadamente, puede reducir entre un 1 % y 2 % los niveles de hemoglobina glicosilada (HbA1c), un indicador clave del control glicémico. Este efecto se observa en ambos tipos de diabetes, y evidencia la importancia de una alimentación ajustada al diagnóstico.

Qué es la diabetes

La diabetes es una enfermedad crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre. Esta se presenta ya sea por una producción insuficiente de insulina (diabetes tipo 1) o por una resistencia del cuerpo a su efecto (diabetes tipo 2). 

Según la Organización Mundial de la Salud, en 1990 había alrededor de 200 millones de personas con diabetes en el mundo. Para 2022, la cifra superó los 830 millones, lo que refleja un aumento significativo en poco más de tres décadas. Su tratamiento requiere atención médica continua, monitoreo y educación nutricional individualizada.

Guía de alimentación para diabetes

Dieta balanceada para diabéticos: vegetales, proteínas magras y legumbres que ayudan a controlar el azúcar en sangre.

Una guía de alimentación debe considerar el tipo de diabetes y el estado general de salud del paciente, su edad, nivel de actividad física y otros factores clínicos.

Hidratos de carbono

Contrario a lo que se piensa, los hidratos de carbono no deben eliminarse por completo. Lo fundamental es conocer su tipo y cómo afectan la glucosa en sangre. Se recomiendan carbohidratos de absorción lenta, como los presentes en legumbres, cereales integrales, frutas y verduras.

Proteínas y grasas

El consumo de proteínas debe adaptarse al estado renal del paciente, si corresponde. Las fuentes magras como el pescado, el pollo sin piel o los huevos pueden incluirse. En cuanto a las grasas, se sugiere priorizar aquellas insaturadas, como el aceite de oliva y los frutos secos, limitando las grasas saturadas y trans.

Ejemplos de comidas principales

En base a la información entregada sobre la alimentación de una persona diabética, un menú completo puede ser el siguiente:

Desayuno:

Una opción adecuada puede incluir avena integral cocida en agua o leche descremada, acompañada de una porción de fruta entera (como manzana o pera) y una porción de proteína, como huevo duro o yogur natural sin azúcar.

Almuerzo:

Se recomienda una fuente de proteína magra como pollo o pescado, junto a legumbres o arroz integral, verduras cocidas o crudas (por ejemplo, espinacas, zapallo italiano o zanahorias), y una porción pequeña de fruta como postre. Se debe evitar el uso de salsas procesadas y preferir aliños naturales como aceite de oliva y limón.

Cena:

Puede consistir en una sopa de verduras con proteína (por ejemplo, lentejas o tofu), acompañada de ensalada con hojas verdes y huevo, o bien un sándwich en pan integral con pavo, palta y vegetales. La elección dependerá del requerimiento energético del paciente y su pauta médica.

Mitos y verdades de la diabetes

El consumo de azúcar debe ser limitado en personas con diabetes. Aprende a identificar y reducir su ingesta.

Algunos de los mitos y verdades de la diabetes más populares son:

Mito: “las personas con diabetes no pueden comer azúcar”

Realidad: Según un artículo publicado en Nutrición Hospitalaria, las recomendaciones nutricionales actuales indican que el consumo de azúcar no afecta negativamente el control metabólico si se sustituye por otros hidratos de carbono. Es esencial que cualquier inclusión de azúcar en la dieta sea evaluada y monitoreada por un especialista para garantizar un manejo adecuado de la glucosa en sangre.

Mito: “solo las personas con sobrepeso desarrollan diabetes”

Realidad: Aunque el exceso de peso es un factor de riesgo importante para la diabetes tipo 2, no es el único determinante. El artículo publicado en Journal of Negative and No Positive Results explica que el tejido graso en personas con obesidad puede generar inflamación que afecta la acción de la insulina, pero este no es el único mecanismo. Sin embargo, también señala que este fenómeno no es exclusivo de quienes tienen exceso de peso, lo que indica que existen otros mecanismos involucrados en la aparición de la enfermedad. Entre los más comunes están el sedentarismo, bajo consumo de frutas y verduras, y genética.

Mito: “los productos ‘sin azúcar’ son siempre seguros para diabéticos”

Realidad: algunos productos sin azúcar contienen otros ingredientes que afectan la glucosa, como harinas refinadas o grasas. Según el artículo publicado en Nutrición Hospitalaria, el consumo de azúcar dietético puede provocar una respuesta glucémica rápida y desproporcionada, asociada a un estado de hiperinsulinismo que agrava la diabetes tipo 2. Por eso, es importante revisar la composición completa de estos productos.

Acceso a tratamiento y asesoría farmacéutica

Una alimentación adecuada es una de las estrategias clave para el control de la diabetes, pero no reemplaza el tratamiento médico

Para asegurar un manejo integral, es importante contar con el acceso regular a medicamentos para la diabetes y acompañamiento especializado. 

En Cofar Salud, farmacia de especialidad, es posible obtener fármacos indicados y asesoría sobre su uso, conservación y posibles interacciones.

Claves para una buena alimentación en diabetes

La alimentación de una persona diabética debe ser personalizada y adaptada a las necesidades individuales. Un plan nutricional bien estructurado, junto con el seguimiento médico, puede mejorar significativamente la calidad de vida. 

Ante cualquier duda, siempre se recomienda consultar con un equipo médico o nutricional especializado, y asegurar el acceso constante a tratamientos en espacios confiables.

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