Cáncer de ovario: detección temprana y factores de riesgo

Médico sosteniendo lazo verde y modelo del aparato reproductor femenino, símbolo del cáncer de ovario

El cáncer de ovario es una enfermedad que afecta principalmente a mujeres mayores de 50 años, aunque puede presentarse a cualquier edad. Se origina cuando células anormales se multiplican en el tejido ovárico, formando tumores que, si no se detectan a tiempo, pueden diseminarse a otras partes del cuerpo. Este tipo de cáncer representa una de las principales causas de muerte ginecológica en el mundo, en parte porque suele diagnosticarse en etapas avanzadas.

Abarca distintos tipos según el tejido donde se origina. Los más comunes son los tumores epiteliales, que surgen en la superficie del ovario y representan aproximadamente el 90 % de los casos. También existen tumores de células germinales y tumores del estroma, menos frecuentes pero de aparición más temprana.

En etapas iniciales, el cáncer ovárico puede desarrollarse sin síntomas notorios. Por ello, la detección temprana se vuelve difícil y la mayoría de los diagnósticos se realizan cuando la enfermedad ya ha progresado. Esto impacta directamente en el pronóstico y las posibilidades de tratamiento.

Causas y etapas del cáncer de ovario

No existe una única causa directa. Distintos factores aumentan el riesgo de desarrollar cáncer de ovario. Entre ellos se encuentran la edad avanzada, antecedentes familiares de cáncer de ovario o mama, mutaciones genéticas como BRCA1 y BRCA2, y el uso prolongado de terapias hormonales.

El cáncer ovárico se clasifica en cuatro etapas clínicas, desde la localización exclusiva en el ovario (etapa I) hasta la diseminación a otros órganos distantes (etapa IV). Según el artículo publicado en Revista chilena de obstetricia y ginecología, en Chile la tasa de mortalidad por cáncer de ovario ha aumentado progresivamente: pasó de 3,4 a 4,9 por 100.000 mujeres al año entre 1997 y 2010. Este aumento lo ubicó del décimo al noveno lugar entre las principales causas de muerte por cáncer en mujeres

Síntomas comunes y señales de alerta

Los síntomas pueden confundirse con molestias digestivas u otras afecciones leves. Entre los más frecuentes se encuentran:

  • Distensión abdominal persistente.
  • Dolor pélvico o abdominal.
  • Necesidad frecuente de orinar.
  • Cambios en el hábito intestinal.
  • Pérdida de apetito o sensación de saciedad rápida.

Si estos síntomas se presentan de forma continua por más de dos semanas, es recomendable acudir a un especialista.

Tratamiento para el cáncer de ovario

El tratamiento depende del tipo y la etapa del cáncer, así como de la salud general de la paciente. La primera opción suele ser la cirugía para extirpar el tumor, combinada con quimioterapia. En algunos casos, se requiere tratamiento hormonal o terapias dirigidas.

La disponibilidad de medicamentos oncológicos especializados ha permitido mejorar la calidad de vida y prolongar la supervivencia de muchas mujeres. Estos tratamientos deben ser indicados y controlados por profesionales de la salud con experiencia en oncología.

También es posible acceder a estos fármacos a través de una farmacia online de especialidad, lo que facilita la continuidad del tratamiento en pacientes que requieren atención prolongada o viven lejos de centros médicos.

Ginecóloga mostrando modelo anatómico del útero y ovarios durante consulta médica

Prevención y cuidados

No existe una forma 100 % eficaz de prevenirlo, pero ciertas acciones pueden reducir el riesgo:

  • Uso de anticonceptivos orales (bajo supervisión médica).
  • Maternidad antes de los 35 años.
  • Cirugías como la ligadura de trompas o la extirpación de ovarios en mujeres con alto riesgo genético.

Las mujeres con antecedentes familiares deben consultar con un genetista para evaluar la necesidad de realizar pruebas genéticas. En casos de alto riesgo, se pueden considerar cirugías preventivas.

Paciente en consulta ginecológica recibiendo examen pélvico preventivo

Además, mantener controles ginecológicos periódicos, especialmente después de los 50 años, resulta fundamental. El examen pélvico, la ecografía transvaginal y el marcador tumoral CA-125 son pruebas complementarias para detectar anomalías.

Además de las anteriores, hay otras formas de prevención nombradas por el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos (NCI), las cuales incluyen la salpingectomía (extirpación de las trompas de Falopio), la salpingo-ooforectomía reductora de riesgo (extirpación preventiva de trompas y ovarios), y la lactancia materna, que también se ha asociado con un menor riesgo de desarrollar esta enfermedad. Estas estrategias están especialmente indicadas para mujeres con riesgo genético elevado

Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia

El cáncer de ovario requiere un enfoque integral que incluya prevención, diagnóstico temprano, tratamiento adecuado y seguimiento riguroso. Informarse sobre los factores de riesgo y síntomas iniciales permite actuar con rapidez ante cualquier cambio.

Reducir la mortalidad por cáncer ovárico depende, en gran parte, de educar, acompañar y garantizar el acceso a recursos médicos para todas las mujeres.

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