El mejor bronceado es el que no se toma. Las recomendaciones indican que lo aconsejable es buscar lugares con sombra, usar la ropa adecuada y evitar la exposición entre las 10 y 16 horas.
El 80% del daño acumulativo solar se recibe antes de los 18 años y hay estudios que demuestran que las personas que han presentado quemaduras solares graves (tipo insolación) en este periodo, presentan un riesgo dos veces mayor de desarrollar melanoma a futuro.
En cuanto a los niños más pequeños, los menores de 6 meses no deben exponerse directamente al sol y deben estar siempre bajo sombra.
Si no, la idea es que tengan ropa y un gorro que los cubra completamente. Además, debido a que los lactantes tienen una barrera cutánea inmadura, no se recomienda usar protectores solares por riesgo de irritación, sensibilización o absorción.
Para los menores de entre 6 meses y 2 años solo pueden usar protectores solares llamados físicos o minerales, lo que contienen por ejemplo, óxido de zinc o dióxido de titania. A partir de los 2 años se pueden usar protectores solares clásicos o químicos.
La Academia Americana de Dermatología recomienda la elección de productos de protección solar que tengan un factor de protección solar (SPF) de 30 o más, cobertura de amplio espectro (UVA y UVB) y resistencia al agua.
Los sprays o aerosoles son productos a base de etanol o aceite por lo que se secan rápido, dejando una sensación refrescante debido a su evaporación, pero pueden ser irritantes para niños. Además dejan una película desigual en la piel por lo que es mejor usar cremas fotoprotectoras.
Es necesario aplicar 15 a 30 minutos antes de la exposición y es reaplicarse cada dos o tres horas.
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