Estar siempre alerta y preparar adecuadamente nuestro cuerpo ante un clima tan inusual y cambiante como el que hemos experimentado estas últimas semanas, puede evitar desde problemas respiratorios comunes hasta cardiovasculares.
La primavera es una de las estaciones cuya transición del clima es más bien cambiante, ya que se pasa de una época de frío y lluvias a temperaturas más templadas, es por eso que no resulta extraño que al despertar cada mañana exista una temperatura más baja y durante la tarde ésta suba a unos agradables 20 grados. Sin embargo, este mes de noviembre ha sorprendido a gran parte del territorio nacional con fuertes lluvias que incluso han afectado zonas del norte del país en donde esas condiciones no se dan ni en pleno invierno. Aunque esta variabilidad climática puede ser hasta anecdótica, lo cierto es que el clima, y sobre todo cuando es extremo y de cambios bruscos, puede tener un impacto significativo en nuestra salud y bienestar.
Aquí te contamos qué partes de nuestro organismo pueden resultar afectadas y, lo más importante, cómo podemos cuidarnos.
Sistema Inmunológico: Pasar de un ambiente cálido a uno más fresco puede debilitar nuestras defensas naturales, haciéndonos más susceptibles a resfriados y alergias. Una buena manera de contrarrestar esto es mantener una dieta equilibrada, rica en nutrientes y una hidratación correcta.
Vías Respiratorias: Los días cálidos seguidos de noches frías pueden irritar las vías respiratorias, provocando tos y congestión. Mantener abrigada la garganta y las áreas sensibles del cuerpo es crucial para protegerse.
Cambios en el estado de ánimo: Tanto el humor como los niveles de energía también resultan afectados por las variaciones climáticas. Por ejemplo, la falta de luz solar constante puede afectar negativamente nuestro estado de ánimo. Es por eso que se recomienda pasar más tiempo al aire libre durante los días soleados, ya que sin la luz solar directa, nuestros cuerpos no pueden producir vitamina D, una sustancia que realiza una serie de funciones importantes para el organismo. Adicionalmente podemos ayudarnos consumiendo suplementos vitamínicos para compensar dicha falta de luz, por eso la importancia de medir los niveles consultando directamente con un especialista para conocer el déficit y así consumir la dosis ideal para cada persona.
Alteraciones para un buen dormir: Las noches frescas y los días cálidos o viceversa, pueden dificultar la regulación de la temperatura corporal al momento de descansar. Por eso, lo ideal es contar con ropa de cama adecuada y mantener la habitación a una temperatura cómoda, simples medidas que pueden mejorar la calidad del sueño.
Condiciones Cardiovasculares: La inestabilidad atmosférica, la humedad y los aumentos repentinos de la presión atmosférica pueden afectar principalmente al sistema cardiovascular. Es por eso que las personas que padecen hipertensión, deben tener un especial cuidado ante variaciones extremas de temperatura. Según una investigación publicada en la revista North American Journal of Medical Sciences, existe una relación inversamente proporcional entre la presión sanguínea y la temperatura del ambiente, es por eso que lo más indicado a estos pacientes, es a realizarse controles rutinarios de presión y evitar exponerse a las bajas temperaturas o cambios bruscos.
En el caso de la presión atmosférica, si esta cambia drásticamente en un período breve de entre 2 a 3 horas, como por ejemplo con el paso de un frente frío, las personas con esta condición pueden sentir problemas en su actividad cardiovascular, especialmente aquellos que padecen hipertensión arterial, con síntomas como debilidad, náuseas, mareos y dolor de cabeza.
Lo importante es estar alerta a lo que nuestro cuerpo experimenta y ser responsable en la prevención, sobre todo si sabemos que tenemos enfermedades de base, de esta manera podemos mitigar muchos de los efectos nocivos que pueden gatillar los cambios bruscos del clima en esta primavera tan única como inusual.
Fuentes: El Mostrador y Meteored.