La diabetes es una de las condiciones de salud más comunes a nivel mundial, y comprenderla es el primer paso fundamental para su prevención y manejo efectivo.
En Chile, al igual que en muchas otras partes del mundo, la prevalencia de la diabetes ha aumentado, haciendo que sea crucial que tanto las personas con diagnóstico reciente como quienes tienen riesgo o sus familiares cuenten con información clara y confiable.
Este artículo busca ser tu guía inicial para desentrañar los aspectos más importantes de esta enfermedad, desde qué es y por qué ocurre, hasta cómo se presenta y cómo se diagnostica.
⚠ Cabe destacar que este contenido tiene un carácter meramente informativo y educativo; para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado, siempre se debe recurrir a un médico especialista.
Tabla de contenidos
La Diabetes: Qué es y Por Qué Ocurre
La diabetes es una enfermedad crónica en la que el cuerpo no puede producir suficiente insulina o no puede utilizarla de manera efectiva.
La insulina es una hormona vital, producida por el páncreas (una glándula ubicada detrás del estómago), que actúa como una «llave» para permitir que el azúcar (glucosa) que obtenemos de los alimentos ingrese a las células del cuerpo y se utilice como fuente principal de energía.
Esencialmente, la glucosa es el combustible que mantiene a nuestras células funcionando.
Cuando este proceso falla debido a problemas con la insulina, el azúcar se acumula en la sangre en lugar de ser absorbido por las células.
Esta condición de glucosa elevada en sangre, conocida como hiperglicemia, puede llevar a problemas de salud graves y diversas complicaciones si no se controla adecuadamente a lo largo del tiempo.
La acumulación crónica de glucosa en la sangre es tóxica para los vasos sanguíneos y los nervios, pudiendo dañar progresivamente órganos vitales como los riñones (nefropatía diabética), los ojos (retinopatía diabética, que puede llevar a ceguera), el corazón y el sistema circulatorio (aumentando el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares), y los nervios (neuropatía diabética, causando entumecimiento, dolor y debilidad, especialmente en las extremidades).
Los Distintos Tipos de Diabetes
Existen varios tipos de diabetes, cada uno con sus propias características, causas subyacentes y enfoques de manejo:
Diabetes Tipo 1
Es una enfermedad autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunitario del cuerpo, por error, ataca y destruye las células beta del páncreas que son las encargadas de producir insulina. Como resultado directo de esta destrucción, el cuerpo produce muy poca o ninguna insulina.
La diabetes tipo 1 suele diagnosticarse en niños y adolescentes, pero puede aparecer y manifestarse a cualquier edad. Las personas con diabetes tipo 1 son insulinodependientes de por vida, lo que implica la necesidad de inyecciones diarias de insulina o el uso de una bomba de insulina para regular sus niveles de glucosa en sangre y, por ende, sobrevivir.
Diabetes Tipo 2
Este es, con diferencia, el tipo más común de diabetes, representando la mayoría de los casos a nivel mundial. En la diabetes tipo 2, el cuerpo puede producir insulina, pero o bien no produce suficiente, o las células del cuerpo no responden adecuadamente a ella (un fenómeno conocido como resistencia a la insulina).
Esta resistencia significa que la «llave» de la insulina no puede abrir eficazmente las puertas de las células para que la glucosa entre, lo que lleva a la acumulación de azúcar en la sangre.
A menudo, está fuertemente asociada con factores de estilo de vida como el sobrepeso, la obesidad, la falta de actividad física y una predisposición genética o antecedentes familiares de la enfermedad.
La diabetes tipo 2 se desarrolla gradualmente a lo largo de los años y, debido a que sus síntomas pueden ser leves o ausentes en las etapas iniciales, puede pasar desapercibida durante mucho tiempo.
Diabetes Gestacional
Esta condición se manifiesta específicamente durante el embarazo en mujeres que no tenían diabetes antes de la gestación. Las hormonas producidas durante el embarazo pueden generar una resistencia a la insulina en la madre, lo que eleva los niveles de azúcar en la sangre.
Es crucial detectar y manejar la diabetes gestacional, ya que los altos niveles de glucosa pueden afectar negativamente la salud de la madre (aumentando el riesgo de preeclampsia) y del bebé (mayor riesgo de macrosomía o tamaño excesivo al nacer, y problemas respiratorios).
Generalmente, la diabetes gestacional desaparece poco después del parto, pero las mujeres que la desarrollan tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir diabetes tipo 2 más adelante en la vida.
Otros Tipos Específicos de Diabetes
Además de los tres tipos principales, existen otras formas menos comunes de diabetes.
Estas pueden incluir la diabetes monogénica, que es causada por una mutación en un solo gen y a menudo se diagnostica en la infancia; la diabetes inducida por fármacos o químicos, que puede ser un efecto secundario de ciertos medicamentos (como corticosteroides); y la diabetes secundaria a otras enfermedades pancreáticas o endocrinas.
Síntomas Iniciales
Los síntomas de la diabetes pueden variar considerablemente dependiendo del tipo, la duración de la enfermedad y la persona.
En el caso de la diabetes tipo 1, los síntomas suelen aparecer de forma abrupta y ser bastante marcados, lo que a menudo lleva a un diagnóstico más rápido.
Por otro lado, en la diabetes tipo 2, los síntomas tienden a desarrollarse de manera mucho más lenta y progresiva, siendo tan sutiles en sus etapas iniciales que pueden pasar desapercibidos durante años, o incluso ser atribuidos erróneamente a otras condiciones.
Es crucial estar atento a las siguientes señales comunes que pueden indicar el inicio de la diabetes:
Aumento de la sed (polidipsia)
Sentir una sed inusual, excesiva y persistente. Esto ocurre porque el exceso de glucosa en la sangre «atrae» agua de los tejidos, y el cuerpo intenta diluir el azúcar eliminándolo a través de la orina, lo que genera deshidratación y, por ende, sed constante.
Necesidad frecuente de orinar (poliuria)
Orinar con mucha más frecuencia de lo normal, incluso levantándose varias veces durante la noche. Como el cuerpo intenta deshacerse del exceso de azúcar en la sangre a través de los riñones, se produce más orina, aumentando la micción.
Aumento del apetito (polifagia)
Sentir un hambre inusual y constante, incluso después de haber comido una comida completa.
A pesar de que hay mucha glucosa en la sangre, esta no puede entrar eficazmente en las células para ser utilizada como energía, lo que el cuerpo interpreta como falta de «combustible» y envía señales de hambre.
Pérdida de peso inexplicable
Bajar de peso de forma involuntaria, sin haber realizado cambios en la dieta o el ejercicio.
Esto puede suceder porque el cuerpo, al no poder usar la glucosa como energía, comienza a quemar grasa y músculo para obtenerla.
Fatiga constante
Sentirse inusualmente cansado, agotado y sin energía la mayor parte del tiempo, a pesar de haber dormido lo suficiente. La falta de glucosa en las células para producir energía contribuye a esta sensación de letargo.
Visión borrosa
Experimentar problemas para enfocar claramente, lo que puede manifestarse como una visión nublada o intermitente. Los niveles elevados de glucosa pueden afectar los fluidos en el ojo, causando que el cristalino se hinche y cambie su forma, alterando la visión.
Llagas o heridas que tardan en cicatrizar
Cortes, rasguños, moretones o cualquier tipo de herida que sana muy lentamente o que no cicatriza adecuadamente.
La glucosa alta en la sangre puede afectar la circulación sanguínea y la función inmune, dificultando los procesos de reparación del cuerpo.
Infecciones frecuentes
Ser más propenso a infecciones, como infecciones de la piel (forúnculos, pie de atleta), infecciones de las encías, o infecciones vaginales recurrentes en mujeres.
El alto nivel de azúcar en la sangre crea un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias y hongos, y puede debilitar la respuesta inmune del cuerpo.
Cómo Identificar Posibles Síntomas
Si experimentas uno o varios de los síntomas mencionados, es fundamental no ignorarlos ni atribuirlos al cansancio o al envejecimiento normal.
Reconocer estas señales a tiempo y buscar atención médica es crucial para una intervención temprana y para evitar el avance de la enfermedad.
La diabetes no tratada o mal controlada puede llevar a complicaciones graves y potencialmente incapacitantes a largo plazo.
Estas incluyen, pero no se limitan a, enfermedades cardiovasculares (ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares), daño renal que puede requerir diálisis, pérdida de visión o ceguera, problemas nerviosos (neuropatía) que pueden causar dolor, entumecimiento o incluso la pérdida de extremidades inferiores debido a úlceras y amputaciones, y un mayor riesgo de infecciones graves.
Aunque estos síntomas pueden ser causados por otras condiciones médicas, su presencia es una clara señal de advertencia para buscar una evaluación médica profesional sin demora.
Solo un médico, mediante pruebas diagnósticas específicas, puede determinar si se trata de diabetes o de otra afección y establecer el plan de acción adecuado.

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Diagnóstico y Pruebas Clave
El diagnóstico de la diabetes se realiza de manera concluyente mediante pruebas de sangre que miden los niveles de glucosa, las cuales deben ser solicitadas e interpretadas por un médico especialista.
Es esencial no autodiagnosticarse y siempre seguir las indicaciones de un profesional de la salud. Las pruebas más comunes y confiables utilizadas para detectar la diabetes incluyen:
Glucosa plasmática en ayunas (GPA)
Esta prueba mide la cantidad de azúcar en la sangre después de no haber comido durante al menos 8 horas (generalmente, durante la noche).
Se considera el método de detección preferido por su simplicidad y fiabilidad. Un nivel de glucosa en ayunas de 126 mg/dL (7.0 mmol/L) o más, confirmado en dos ocasiones distintas, es indicativo de diabetes.
Prueba de tolerancia oral a la glucosa (PTOG)
Esta prueba es más detallada y se utiliza para diagnosticar diabetes y prediabetes. Mide los niveles de azúcar en la sangre antes de beber una cantidad estándar de una bebida azucarada especial, y luego nuevamente 2 horas después de haberla ingerido.
Un nivel de glucosa en sangre de 200 mg/dL (11.1 mmol/L) o más a las 2 horas indica diabetes. Los resultados entre 140 mg/dL y 199 mg/dL sugieren prediabetes.
Prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c)
A diferencia de las pruebas anteriores que muestran el nivel de glucosa en un momento específico, la prueba de HbA1c ofrece una imagen del control de azúcar en la sangre a largo plazo.
Mide el promedio de azúcar en la sangre durante los últimos 2 a 3 meses. No requiere ayuno y es muy útil tanto para el diagnóstico como para el monitoreo continuo del control de la diabetes. Un nivel de 6.5% o más en la HbA1c es un criterio para el diagnóstico
Glucosa plasmática aleatoria
Esta prueba de glucosa en sangre se puede tomar en cualquier momento del día, sin importar cuándo fue la última comida.
Un nivel de glucosa en sangre de 200 mg/dL (11.1 mmol/L) o más, especialmente cuando se presenta junto con los síntomas clásicos de diabetes (aumento de sed, micción frecuente, pérdida de peso), es suficiente para un diagnóstico provisional de la enfermedad.
Conclusión
La diabetes es una condición de salud que requiere atención y comprensión.
Conocer sus tipos, identificar sus síntomas iniciales y entender el proceso de diagnóstico son pasos vitales para cualquier persona preocupada por esta enfermedad, ya sea por un diagnóstico reciente, riesgo de desarrollarla o para apoyar a un ser querido.
La detección temprana y la intervención médica son clave para un manejo exitoso y para prevenir complicaciones a largo plazo.
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⚠ Recuerda siempre que este artículo es una guía informativa y la consulta con un médico especialista es indispensable para un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado.
Preguntas Frecuentes
¿Qué es la diabetes y por qué da?
La diabetes es una enfermedad crónica donde el cuerpo tiene problemas para regular el azúcar en la sangre debido a una producción insuficiente o un uso ineficaz de la insulina. Esto puede deberse a un ataque autoinmune (Tipo 1) o a resistencia a la insulina combinada con producción insuficiente (Tipo 2), a menudo influenciada por factores genéticos y de estilo de vida.
¿Cuáles son los tipos de diabetes
Los principales tipos son: Diabetes Tipo 1 (el cuerpo no produce insulina), Diabetes Tipo 2 (el cuerpo no usa la insulina eficazmente o no produce suficiente), y Diabetes Gestacional (durante el embarazo). También existen otros tipos menos comunes.
¿Cómo comienzan los síntomas de la diabetes?
En la diabetes Tipo 1, los síntomas suelen ser repentinos y notorios (mucha sed, orinar frecuentemente, pérdida de peso). En la diabetes Tipo 2, son graduales y pueden ser leves, incluyendo fatiga, visión borrosa, llagas que no cicatrizan bien y aumento de la sed y el apetito.
¿Cómo saber si soy diabético?
La única forma de confirmar si eres diabético es a través de pruebas de sangre específicas que miden los niveles de glucosa, realizadas e interpretadas por un médico. Presta atención a los síntomas y, si los presentas, busca atención médica.
¿Cómo detectar la diabetes?
La diabetes se detecta principalmente mediante pruebas de sangre como la glucosa plasmática en ayunas (GPA), la prueba de tolerancia oral a la glucosa (PTOG) o la prueba de hemoglobina glicosilada (HbA1c). Estas pruebas son solicitadas e interpretadas por un profesional de la salud.